"Para mí sólo recorrer los caminos que tienen corazón, cualquier camino que tenga corazón. Esos recorro, y la única prueba que vale es atravesar todo su largo, y esos recorro mirando, mirando sin aliento" Castaneda

sábado, 25 de febrero de 2012

Viaje 2012 XIII: Ecuador

“Todo lo trascendente de nuestra empresa
se nos escapaba en ese momento,
sólo veíamos el polvo del camino
y nosotros
devorando kilómetros
en la fuga hacia el norte”
Ernesto Che Guevara

Tras cruzar de Aguas Verdes (Perú) a Huaquillas (Ecuador), debimos tomar un taxi (igualito a esos que se ven en las películas yanquis) hasta el puesto de migraciones del país al que entrábamos. Curiosamente, éste se encuentra ubicado como a dos kilómetros de la línea que divide a ambas naciones, en una oficina que se aparece en medio de la ruta, ya saliendo de la ciudad. Dado el exagerado dolor que me regalaban las quemaduras made in Máncora, no tuvimos más remedio que desembolsar dos dólares y subirnos a ese coche que denotaba una ostentación impropia de nuestros espíritus…

Sí, dos dólares. Estadounidenses. Es la moneda oficial de Ecuador. Producto de una híper-devaluación de la moneda nacional, consecuencia de nefastas políticas neo liberales llevadas a cabo durante la década de los ’90, a partir del 2000 la economía se dolarizó, extinguiendo el “Sucre” y convirtiendo al país en una especie de colonia de vacaciones para gringos…
El momento de enfrentar el puesto de control migratorio era de lo más definitorio: ¿realmente podría entrar a Ecuador sin pasaporte? Todos los días de nuestro viaje se definían en este momento, donde la burocracia de la diplomacia internacional me permitiría –o no- el ingreso a la ansiada meta final. Con mi cédula de identidad (esa que te dan ahora cuando tramitás el DNI nuevo) y una perfecta cara de inocencia me acerqué a la ventanilla, ocultando mis temores… El uniformado agarró mi documento, hizo alguna que otra pregunta, nada fuera de lo normal… y ahí estaba: el papel que me bañaba de legalidad. ¡90 días para recorrer Ecuador a mis anchas!

domingo, 19 de febrero de 2012

Viaje 2012 XII: Chiclayo y Máncora

 “El tiempo no es sino la corriente donde voy a pescar.
Bebo en ella, pero mientras bebo, veo el fondo arenoso
y advierto lo somero que es. Su delgada corriente se desliza,
pero la eternidad permanece. Querría beber en lo profundo,
pescar en el cielo, cuyo fondo está empedrado de estrellas.
No puedo contar ni una sola. No conozco la primera letra
del alfabeto. Siempre he lamentado no ser tan sabio como
el día en que nací. La inteligencia es un cuchillo afilado,
discierne y penetra el secreto de las cosas. No deseo estar
más ocupado con mis manos de lo necesario. Mi cabeza es
manos y pies. Siento mis mejores facultades concentradas
en ella. Mi instinto me dice que mi cabeza es un órgano para
excavar, así como otras criaturas usan su hocico y patas delan-
teras, y con ella minaría y excavaría mi camino a través de
estas colinas. Creo que la veta más rica está por aquí; juzgo
por la varita adivinatoria y los finos vapores ascendentes, y
aquí empezaré a cavar”.

Henry David Thoreau
 
Al despedirnos de nuestros amigos cajamarquinos sentimos esa misma nostalgia que nos sobreviene en cada separación, en cada deslindamiento de un grupo, la misma que ya habíamos experimentado en la Isla del Sol primero y en Cusco después. Una vez más… List y yo enfrentando, solitarios, el camino.


Llegamos a Chiclayo a las 3 de la madrugada. La terminal era horrenda, pero la perspectiva de salir de ella aún peor. Así, nos sumamos con nuestras bolsas de dormir a la masa de gente que hacía lo propio debajo de sus frazadas. Tuvimos un buen sueño hasta las 6, hora en que nos despertaron los de seguridad. Entonces caminamos hasta la Plaza de Armas, permanecimos un rato ahí meditando nuestras posibilidades y resolvimos encarar de raíz el asunto por el que habíamos ido a la ciudad: la visita al museo del "Señor de Sipán", cuya arquitectura está inspirada en la de las tumbas reales moches..

lunes, 13 de febrero de 2012

Viaje 2012 XI: Cajamarca

"Si el camino surge de la nada,
será que mi canción llegó hasta el Sol"
Luis Alberto Spinetta

El micro que nos trasladó de Trujillo a Cajamarca significó otro viaje para el olvido. Gente vomitando, bebés llorando, lluvia torrencial y misteriosas y prolongadas paradas del coche en medio de la ruta. Sin embargo, me entretuve bastante con la película que pasaron, en la cual dos amigos, sintiéndose desdichados con sus existencias, intercambian sus vidas. La película es mala, pero divierte. Iba imaginándome cómo sería intercambiar mi vida con List, que también se cagaba de risa a mi lado.


Cuando finalmente arribamos a Cajamarca, a eso de las 6 de la mañana, comenzamos a caminar y nos metimos en un antro donde merendamos café y sánguche de huevo frito (se merienda livianito en este país). Después caminamos hasta la histórica Plaza de Armas, lugar de encuentro entre Francisco Pizarro y el Inca Atahualpa Yupanqui. Aquí se produjo el fin de la autonomía del Estado Inca.

sábado, 11 de febrero de 2012

Viaje 2012 X: Trujillo

Con List todavía en un estado de dudosa sobriedad emprendimos la retirada de Huaraz. El siguiente destino sería Trujillo, la capital de la marinera, baile tradicional de Perú donde se evidencia el mestizaje hispano-amerindio-africano. Como el micro directo Huaraz-Trujillo era un poco más caro, hicimos trasbordo en Chimbote. Caímos en dicho lugar de madrugada tras unas 4 horas de micro, y nos tiramos a dormir en la terminal. La gente que pasaba nos miraba con la curiosidad reflejada en su rostro, pero no le dimos mayor relevancia al hecho. No era la primera vez que lo hacíamos. Teníamos sueño y dormimos tranquilamente dentro de nuestras bolsas de dormir, con nuestras mochilas como almohadas. Luego nos enteraríamos de que Chimbote es “el sitio más peligroso de Perú”.


Despertamos por los gritos de los vendedores de pasajes (sí, también gritan), y a eso de las 6 de la mañana tomamos el segundo micro, que nos depositaría en nuestro destino: Trujillo. Esta ciudad de la costa norte peruana le debe su nombre a la ciudad española, cuna del conquistador (y asesino) Francisco Pizarro.

lunes, 6 de febrero de 2012

Viaje 2012 IX: Lima y Huaraz

Al final de la entrada anterior mencioné que en nuestra expedición por el parque industrial de Cusco, en busca de camioneros que quisieran llevarnos a Lima, conocimos a Johan, hijo del dueño de una empresa que transporta mercancías a lo largo del sur del país. Nos comentó que uno de sus camiones partiría al día siguiente a la capital, y que no habría drama en que nosotros subiéramos a él.


Así fue que el miércoles 1 de febrero a las 12 del mediodía llegamos al parque industrial con todo nuestro equipaje, con la ilusión de comenzar un viaje de dos días atravesando en camión todo el sur del Perú. Johan volvió a repetirnos que todo estaba bien.
- Pero ¿ya le preguntaste al chofer? ¿Y si no quiere llevarnos?
- Va a tener que querer. ¡Yo soy el jefe!


Una y otra vez se amparó en su autoridad para tranquilizarnos. Eran evidentes sus ganas de ayudarnos, pero… ¿y las del conductor? Finalmente no consiguió convencer a su chofer para que nos llevara. El hombre argumentó que le daba miedo, que él no llevaba pasajeros, que "¿y si me roban?", que "a la noche no podré dormir", que "mira si están indocumentados", etc., y no hubo manera de ablandarlo. Entonces Johan consultó con camioneros de otras empresas, pero ninguno salía esa misma tarde a Lima. Sintiéndose en deuda, decidió pagarnos los pasajes en micro. Amagamos con rechazarlo, pero "una promesa es una promesa y yo estoy en deuda con ustedes" dijo, y así ocurrió. Nos llevó en taxi a la terminal de ómnibus y pagó 60 de los 90 soles que costó cada pasaje. Agradeciéndole infinitamente nos despedimos, sintiéndonos en deuda nosotros con él.